02 marzo 2008

en el bosque....

"Cuando en literatura se habla de realismo a veces se olvida que la fantasía forma parte de esa realidad porque, como ya he dicho, nuestros sueños, nuestros deseos y nuestra memoria son parte de la realidad. Por eso me resulta tan difícil desentrañar, separar imaginación y fantasía de las historias más realistas, porque el realismo no está exento de sueños ni de fabulaciones... porque los sueños, las fabulaciones e incluso las adivinaciones pertenecen a la propia esencia de la realidad. Yo escribo también para denunciar una realidad aparentemente invisible, para rescatarla del olvido y de la marginación a la que tan a menudo la sometemos en nuestra vida cotidiana.

Porque escribir, para mí, ha sido una constante voluntad de atravesar el espejo, de entrar en el bosque. Amparándome en el ángulo del cuarto de los castigos, como apoyada en algún silencioso rincón del mundo, me vi por vez primera a mí misma, avanzando fuera de mí, hacia alguna parte a donde deseaba llegar.

Hacia una forma de vida diferente, pero ciertísima, aunque nadie más que yo la viera. En las sombras surgía, de pronto, la luz: recuerdo que ocurrió un día, al partir entre mis dedos un terrón de azúcar y brotar de él, en la oscuridad, una chispita azul. No podría explicar hasta dónde me llevó la chispita azul: sólo sé que todavía puedo entrar en la luz de aquel instante, y verla crecer. Es eso lo que me ocurre cuando escribo."




Este es un fragmento del discurso que Ana María Matute pronunció con motivo de su entrada en la Real Academia de la Lengua (aquí, podeis leerlo íntegro si quereis, merece la pena).
Se lo quiero dedicar a dos personas, a dos personas muy especiales.

Tú, V. , ya lo conoces, hablamos de él hace tiempo y me dijiste que te gustó mucho. Me gustaría que no dejaras nunca que la realidad te impidiera atravesar el espejo e internarte en ese bosque, con tu vestido verde de Sol y de Luna, porque sé que lo necesitas, porque para sentirte a salvo, necesitas volar por encima de las azoteas, y nosotros necesitamos que lo hagas para sentir brillar tu luz de nuevo.

Y tú, Chi, eres de esas personas para quienes el otro lado del espejo es tan importante como éste, y en él te mueves como pez en el agua, como bien has demostrado. Y es una pena que últimamente te internes tan poco en ese bosque del que eres capaz sacar cosas tan hermosas. Me parece que tú también necesitas, al igual que Ana María Matute, ver esa chispita azul de vez en cuando.


Me voy a dar una vuelta por el bosque, y, quién sabe, quizá nos encotremos por allí...

5 comentarios:

Elena Gromaz dijo...

gracias....

el nombre... dijo...

Es fantástico el texto. De una lucidez extraordinaria. Dentro / fuera, realidad / fantasía, subjetivo / objetivo.... son categorías que tantas veces han sido puestas en cuestión, y es tan sagaz el ojo ése que puede mirarlas más ampliamente.

No hay un adentro y un afuera es un todojunto que nos envuelve, en forma de palabras.

Mil besos, siempre encuentro la belleza en tus escritos!

Gwynette dijo...

Dijo de ella Rosa Montero:
"No se llamen a engaño: esta mujer pulcra y elegante, de melena blanquísima, que parece flotar a dos palmos del suelo, por encima de los barrizales y los problemas; esta señora tímida, proclive al asentimiento y a la sonrisa, que suele hacerse la niña y la inocente, es una persona complicada y profunda que conoce el dolor y atravesó el infierno. La vida de Ana María Matute nunca ha sido fácil, ni en la niñez, carente de cariño, ni en la plenitud de la edad, cuando era una mujeres bellísima y triunfante cuyo nombre llegó a barajarse para el Premio Nobel. Graves problemas personales, pérdidas y depresiones la silenciaron durante veinte años. “El sufrimiento enseña”, me dijo hace algún tiempo, “pero sólo si sobrevives; porque lo malo es que el sufrimiento suele matar”. Ella supo sobrevivir, y ha renacido ahora de las cenizas; es académica de la Lengua (la única mujer de esa vetusta institución), y escritora de éxito, y hada buena. La inocencia que hoy exhibe, en fin, es un logro de la voluntad, una reconquista".


Y añadiría..es alguien que a sus 82 años aún se vuelve niña para buscar la chispita azúl...increible ! :-)

Petonets

Pablo Ballesteros dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo Ballesteros dijo...

Ana Maria Matute es increible. Su pesimismo es tan sensato que llega a asombrar.
Me gusta mucho
tu blog está muy bieny muy sentido
si tienes un ratito pasate por el mio