16 diciembre 2006

Tiovivo

El tiovivo giraba sin cesar, los niños se divertían sobre sus monturas que subían y bajaban. Se escuchaban risas, gritos, voces de vaqueros cabalgando por el lejano oeste, de caballeros persiguiendo fabulosos dragones.
El giro iba acompañado de una musiquilla hipnótica. Era estridente, simplona, pero tremendamente pegadiza, y se repetía una y otra vez, acompasando su melodía al sube y baja de los caballitos sobre las barras de acero.

Pero una niña no disfrutaba de aquello. Estaba seria sobre su caballo blanco, vestida con la ropa de los domingos, esa que a los padres tanto les gusta y que tanto detestan los niños. Ella no quería montar, pero sus padres se habían empeñado. Querían ver a su pequeña princesa montada en un bonito caballo. Querían que ella fuese como los demás niños, y que se divirtiera con las mismas cosa. Pero, para bien o para mal, ella no era como los demás, no era como querían sus padres.

En un impulso irrefrenable, la niña se apeó de su blanca montura, y de un salto y sin pensarlo dos veces, bajó del tiovivo que continuaba girando. Rodó por el suelo, pero a parte de algún rasguño sin importancia no se hizo ningún daño; era una niña fuerte. No se puede decir lo mismo de su vestido, que acabó completamente manchado de barro y con más de un desgarrón.
Pero durante ese instante en que quedó tendida en el suelo viendo como el tiovivo seguía y seguía girando, experimentó una sensación muy extraña, demasiado extraña como para que una niña de diez años pudiera explicarla.
Sus padres no tardaron en llegar corriendo a socorrerla, y al comprobar que se encontraba bien, la regañaron por lo que había hecho. Los otros niños continuaban pasando por delante de ella con cada nuevo giro, y, desde sus caballos de colores, la miraban extrañados.


Hoy, muchos años después de aquello, he vuelto a experimentar la misma sensación y un escalofrío me ha recorrido de la cabeza a los pies. Ha sido al salir a la calle, después de finalizar mi último día de trabajo.
Por un instante he quedado paralizada, me he visto rodeada de gente que iba y venía en todas direcciones, me ha envuelto el ruido atronador de la ciudad y sobre, mi cabeza, ha pasado una enorme bandada de palomas. No he podido moverme.
Y esta vez sí que puedo explicar lo que he sentido. He sentido como el mundo me expulsaba de sí y me dejaba a un lado. Y yo lo observaba desde fuera, a distancia, sin formar parte de él. Estaba allí, mirando, viendo como el tiovivo no paraba de dar vueltas y como los niños gritaban y reían animados por la música.

Por eso estoy aquí, sentada en un banco y escribiendo ajena a todo lo que me rodea, sin ninguna obligación para mañana, sin una casa propia en la que refugiarme, sin una persona a la que acudir. Sin un vida dentro de esta vida que es la realidad. Quizá eso sea lo peor de todo, estar fuera y estar sola, en un lugar donde no hay nadie más. Porque todos siguen montados en el tiovivo, porque la música no deja de sonar ni un solo momento y yo no dejo de escucharla allá a lo lejos.

No tendré más remedio que encontrar el modo de volver a subirme al tiovivo…

14 comentarios:

bydiox dijo...

Creo que por primera vez llego a tu blog, por primera vez te escribo un comentario...

Bonita historia de infancia (tanto si es real como si no lo es), bonitos y tristes recuerdos (todo muy visual, he de decirlo).
Sé cómo te sientes, a mí me pasa cuando vago entre las calles en días de frío y congoja. Veo a personas que en todas direcciones, que se afanan por ir a donde vayan las personas ocupadas... y pienso y reflexiono que tal vez sea el único que esté mirando ese caminar, ese vaivén. Tal vez sea yo el único que piense sobre sí mismo y sobre los demás en las frías tardes de paseo. Tal vez sólo yo y mi música y mi rítmico caminar.
Tal vez sea hora de abrir nuestro propio parque de atracciones.

Gwynette dijo...

que bella história!..femenina?

abracitos de la Xofa

Anónimo dijo...

Tendrá que esperar un instante antes de volver a subirse al tiovivo. Arrancará de nuevo con ella como viajera.

Me sorprendió que escribas como mujer.
Un beso, Ahhh

Isthar dijo...

¿Te has parado a pensar que quizá lo que ocurre es que ese tiovivo no es para ti? Quizá lo sea para la mayoría y tú lo que necesites sea una montaña rusa, o una noria, o unos coches de choque? ¿Y si siempre has buscado encajar allí donde la mayoría lo hace sin darte cuenta que quizá se trataba de mirar y buscar en otra dirección? Ni te imaginas la de gente que se siente igual, perdidos y mareados como tú, sentados en otro banco distinto, pensando qué hacer para volver a subir a ese tiovivo que se empeña en expulsarlos una y otra vez...

Un abrazo muy fuerte

bydiox dijo...

¿Sólo este domingo ha sido un día hermoso?

Espero que haya más días hermosos...

ahhh dijo...

Bydiox: muchas gracias por tu visita y por tus palabras. Sí, tal vez cada uno de nosotros deba abrir su propio parque de atraccciones, tal vez no existen los tiovivos y puede que sólo seamos jinetes solitarios cabalgando por llanuras infinitas...

(Y han habido otros muchos domingos buenos, y malos, como el resto de dias de la semana. Cualquier día puede convertirse en especial).



Gwynette: yo no distingo las historias en femeninas ni masculinas; es una historia de personas (y alcachofas, je,je).

Valeria: Elegí que la voz del narrador fuera una mujer, tampoco creo que cambiase mucho que hubiera sido un hombre (por lo que digo más arriba). Me gusta poder tener esa libertad cuando escribo.
Acabará subiendo al tiovivo. Lo que ya no tengo tan claro si será en el de los demás o en el de su propio parque de atracciones.

Isthar: Si, puede que tengas razón, por eso la niña se bajó del tiovivo. Si sus padres la hubieran llevado a la montaña rusa, quizá toda su vida hubiera sido diferente...


Muchísismas gracias a todos por vuestras palabras
Un abrazo

GLAUKA dijo...

Yo había comentado aquí y venía a ver si habías escirto algo más ... no sólo no has escrito sino que mi comentario (quera largo y sesuso) no está ;).

SOn muchas las niñas y los niños que pasan del tiovivo olimpicamente, asique no deseperes, que habrá por ahí alguno criajo dispuesto a compartir sentimientos y sensaciones (sí, criajo, proque por dentro seguimos siendolo... los buenos al menos ;)).
He decidido no pararme a pensar sobre algunas cosas no siempre lo consigo pero si la mayor parte del tiempo, porque me hago daño a mi misma sola, tal vez ... no es un consejo, es un compartir de esos de los que te hablaba más arriba ... incluso a veces subo al tiovivo pero no losiento ... pero bueno, me subo, por decir que no soy tan rara ...
Tu eres tú, y nadie más en todo el mundo puede ser tú. Eso es magnífico. Importantísimo. Nada hay en el mundo igual de importante, creéme.
Y la blogosfera es un buen lugar para encontrar gentes mirando tiovivos nada más, que nos hemos escondido todos aquí, me temo.
Un beso Ahhhhh, muy muy fuerte.
(No sé si saldrá: GLAUKA, una vez, fue Sirena: EN EL OLVIDO)

ahhh dijo...

Glauka, te prometo que yo no he suprimido tu comentario, je,je. Además, me parece magnífico (igual que el post EN EL OLVIDO -sí sale-).

Es mucha la gente que alguna vez se ha quedado desorientada viendo el tiovivo girar, o estando montada en él con el deseo imperioso de bajarse.
Sé -y me alegra- que lo que digo aunque pueda sonar raro, no lo es tanto, que hay muchas personas que se nos parecen, y que siempre podremos encontrar con quién compartirlo. ¡Y menos mal! Porque no hay nada más duro que la soledad...

un beso
(y prometo poner algo nuevo en el blog bien pronto)

Anónimo dijo...

Hoy me he quedado con un gusto de boca extraño tras leerte. Me ha parecido duro, tremendamente duro a la vez que bonito.

De todas maneras aveces esta bien quedarse un ratito fuera viendo girar el tiovivo antes de decidir seguir siendo como todos los demás.

Besos y Feliz Navidad.

Churra dijo...

A lo mejor es que no te gustan los tiovivos, ni los tajes de los domingos , ni subite a los carros en que van todos .
A lo mejor es que estas mejor fuera , viendo como los demas dan vueltas y vueltas sin en realidad moverse del sitio.

(A tu comentario, no me gusta la dominacion ni que me dominen )

Besazos.

Anónimo dijo...

Un juego! Una realidad relativa, depende de donde mires.. Ciegos! Absolutamente humanos.
Que me ha gustado!
Saludos!
Carolina

JOHNNY INGLE dijo...

REalmente me ha dado un buen susto tu foto. Al fin me di cuenta que se trataba de los nudillos de una mano. Pero mi primera impresión fue que alguien se había atrevido a retratar en primer plano los pliegues de un sexo femenino...

ahhh dijo...

Ataraxia: Me alegra que te haya gustado. Absolutamente humanos. Eso está bien, es lo mejor que se puede decir de una persona.

Johnny: JAJAJA. Pero en qué estarías pensando... "en lo único", como diría alguien que yo sé, jeje.
Gracias por tu visita.

Dulcinea dijo...

A mi el tiovivo me marea un poco, así que hago como tú, de vez en cuando me tiro al vacío, y deambulo...y entonces cuando creo que ys no puedo más, me encuentro con gente como vosotr@s y sonrio.

Nos vemos deambulando ( y quien sabe igual hasta nos pega el punto y nos damos una vuelta en los caballitos, o en el barco pirata ;)).

besos.